
El Banco de España define aval hipotecario como “un contrato por el que una persona física o jurídica garantiza o asegura el cumplimiento de obligaciones, asumiendo el pago una deuda de otra persona si esta no lo realiza”. Dicho de otro manera: un aval sirve como garantía para el banco en caso de que haya un impago de la hipoteca. Si en algún momento el hipotecado deja de pagar las cuotas, la responsabilidad de abonar la deuda sería del avalista. Esta garantía se pide sobre todo cuando el perfil es poco solvente, de esta manera el banco corre un riesgo menor si hay una garantía adicional.
¿Cuándo es necesario contar con un avalista para pedir una hipoteca?
Un aval es una figura que se utiliza en casos muy concretos, principalmente cuando falla algún factor de la operación y el banco quiere contar con una seguridad extra. Puede ser necesario si el futuro hipotecado, teniendo un buen perfil, incumple algunos de los requisitos que exigen las entidades para conceder un préstamo para la adquisición de una vivienda, como aportar el 20% del precio de compra, llevar más de dos años trabajando o que el pago de la deuda no supere el 35% de los ingresos. En definitiva, es una figura que sirve para cerrar la operación cuando alguna variable cojea.
¿Quién puede avalar una hipoteca?
Si estás solicitando un préstamo y necesitas un aval hipotecario para la compra, estos son los requisitos que deberá cumplir:
- Ser mayor de edad
- Contar con ingresos estables y suficientes.
- Poseer un nivel patrimonial suficiente que sirva de garantía a la entidad financiera. Esto implica que el patrimonio debe estar libre de cargas, es decir inmuebles ya pagados.
- No figurar en los ficheros de solvencia patrimonial.
- No tener deudas pendientes de pago.
Si cumples con estos requisitos puedes convertirte en avalista de un inmueble.
Sin embargo, hay varios riesgos de ser avalista y por eso, lo más frecuente es que sean familiares muy cercanos los que hagan el aval. Por ejemplo, el avalista sería el responsable de saldar la deuda en caso de impago y si no tiene ahorros suficientes, la entidad tendría acceso a todo su patrimonio. Además, no tiene ningún derecho sobre el inmueble. Es decir, que en caso de impago, podría perder todo su patrimonio y, aún así, no tendría derechos sobre la vivienda. Asimismo, el aval es hereditario y si el avalista fallece, esta responsabilidad pasa a cargo de los hijos, al igual que la deuda si se produce un impago.
Por lo cual, es imprescindible que el avalista conozca en detalle las cláusulas y condiciones de la hipoteca, y los riesgos que puede correr al ser una.
Si estás interesado en comprar una vivienda, no dudes en ponerte en contacto con nuestros expertos inmobiliarios, estaremos encantados de ayudarte.
GR Properties: Beyond the Sale